Qué pasará, qué misterio habrá... diría Raphael. Fue escribir un artículo sobre las chapuzas jurídicas, humanas y religiosas de Javier Cremades, y cambiar la fecha de comparecencia para dar cuenta de sus sesudos estudios sobre los abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica.
Creía que mis palabras no tenían tanta repercusión, y me estoy viniendo arriba. Cremades ha pospuesto su presentación de conclusiones hasta noviembre, pero sine die, para no pillarse los dedos, digo yo.
Buscará conseguir tiempo suficiente para responder a las preguntas que yo me hacía en el artículo de anteayer, aunque me parece que lo va a tener difícil, porque la respuesta le va a comprometer. Y segará su prestigio, sin duda. Ya lo ha segado entre un buen número de obispos, entre los que no se encuentra Omella. Pero bueno, el presi ya se jubila y vendrá otro que esté dispuesto a dar más la cara por la Iglesia. Porque a peor ya no se podía ir.
El caso es que yo en ese artículo, que tanto eco ha tenido, decía que surgen preguntas sobre la imparcialidad y la integridad del informe de Cremades antes de su publicación.
Que dentro de la Conferencia Episcopal, algunos obispos temen que las conclusiones del informe, basadas en una investigación exhaustiva, puedan ser interpretadas de manera diferente por y para la prensa. En este contexto, figuran nombres como Juan Luis Cebrián, exdirector de El País, y Manuela Carmena, quienes podrían influir en la percepción pública del informe.
Javier Cremades, católico él, y con plus ultra incluído, se enfrenta a preguntas sobre su credibilidad. Se le cuestiona por haber concedido una entrevista a El País, un medio acusado por algunos de tener una postura crítica hacia la Iglesia, a pesar de tenerlo prohibido por contrato. Además, se le critica por haber anticipado resultados del informe antes de su finalización.
Otra área de preocupación es el coste del informe. Se espera que Cremades revele cuánto se ha gastado en la elaboración del informe, que inicialmente se proyectó en más de un millón de euros. También surge la cuestión de si el despacho de abogados ha comprometido la presunción de inocencia en su estudio de casos de sacerdotes y religiosos.
A medida que se acerca la fecha de publicación, crecen las expectativas y las inquietudes dentro de la comunidad eclesiástica. La transparencia y la integridad del informe son cruciales para mantener la confianza tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Queda por ver si Cremades abordará estas cuestiones de manera transparente antes de la presentación del informe y si el documento final reflejará una investigación verdaderamente rigurosa y objetiva.
De momento, se ha arrugado y pospone su comparecencia porque no está psicológicamente preparado. ¿O no tiene los datos suficientemente cocinados?
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