cremades abusos iglesiaParece ser que ya hay fecha para el nuevo acontecimiento interplanetario: la presentación del informe sobre abusos sexuales en la Iglesia Católica. Encargado a un despacho de abogados de prestigio liderado por Javier Cremades, parece que no va a ver la luz sin cocina previa, y todo apunta a que será el próximo 10 de octubre.

Al más puro estilo Tezanos, obispos hay en la Conferencia Episcopal que mucho se temen que por un lado vayan las conclusiones rigurosas de un informe -elaborado por un grupito de sesudos profesionales- y por otra parte muy distinta vayan las conclusiones periodísticas. Y que lo que se conozca y trascienda sea precisamente lo segundo. Y ahí es donde entrarían las nóminas de Cebrián -exdirector del diario El País- y la abuelita croquetera Manuela Carmena, que mucho sabe de cocina.

Suponemos que en la presentación del informe, el católico Cremades no hará de trilero. Que su afán de prestigio internacional no le llevará a comprometer la fama de la institución de la Iglesia a la que pertenece.

Pero para ello tendrá que explicar antes de nada por qué concedió una entrevista a El País, y otros medios deseosos de aniquilar la Iglesia, cuando lo tenía prohibido por contrato, y por  qué en esa entrevista ya anticipó los resultados de un estudio que no había terminado. Estaría bien que contara a todos los católicos y ateos de buena voluntad cuánto le costará a la Conferencia Episcopal Española su trabajo probono inicialmente de más de un millón de euros, y cuánto será la factura final. Que dijera cuál es la nómina de Cebrían y Carmena, que estoy plenamente convencido de que no trabajarán gratis. También me gustaría recibir alguna explicación sobre cómo es posible que un gabinete de abogados prestigiosos dinamite la presunción de inocencia cuando se trata de estudiar a sacerdotes y religiosos para que aparezcan como culpables simplemente por el hecho de que alguien los denuncie sin prueba alguna.

Cremades tiene mucho que explicar. Y espero que lo haga como preludio a la presentación de su informe. Y que deje cristalina la buena intención con la que ha acogido este encargo de la Conferencia Episcopal. Porque cada vez son más, de arriba y de abajo, en la Iglesia, que están viendo cosas muy turbias en este supuesto estudio riguroso.

Al final, sólo faltaría que las conclusiones las redactara El País y las entregara Cremades. Al tiempo.


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