cremades omella 2023El abogado entrega un informe con más sospechas que la tesis de Pedro Sánchez con quien además de pelazo, comparte los mismos atributos técnico-intelectuales en sus escritos e idéntica metodología de investigación. Duplicidades, triplicidades, bollycaos y un montón de datos sin acreditar adornan la cosa esa que ha presentado en la CEE, donde consiguió hacerse una foto con Omella, quien participa de todo bochorno que vaya surgiendo.

Los miembros del Opus Dei tienen la vocación de santificar su trabajo profesional y como eso sea cierto el amigo Cremades, vista la profesionalidad de su informe, es candidato a chupar más purgatorio que años le quedan al sol. Más le valdría ponerse a ganar indulgencias plenarias a lo largo y ancho del globo terráqueo o un martirio rapidito porque no le arriendo las ganancias en el día final si San Pedro revisa el ¿trabajo? que ha presentado.

Todo empieza cuando, al parecer, Barriocanal (otro que tal baila) decide convencer a los obispos de la conveniencia de su fichaje. Los obispos aceptan esa propuesta y Omella en su predecible línea, firma un dictado, aceptando de plano la propuesta del despacho sin negociación conocida.

A partir de ese momento el ínclito se mofa una y otra vez de los obispos que no ven cómo salirse de una envolvente toscamente urdida.

Desprovisto de su careta, Cremades empieza concediendo una entrevista a EL PAÍS diciendo que hay que indemnizar a todas las víctimas sin cuestionarlas (la presunción de inocencia está sobrevalorada para los leguleyos de barra de bar y sus cuñados), adelantó varios miles de víctimas y propondría medidas que a los obispos no les iban a gustar -se lo merecen, por primos-. Me resulta difícil recordar precedentes de abogados posicionándose públicamente junto a la parte contraria mientras siguen facturando a su cliente.

A ellos se le unió para completar la terna el socialista y exreligioso hermano de Iñaki Gabilondo, elevado a Defensor del Pueblo ante la imposibilidad de presidir nada de carácter representativo por culpa de las urnas. Ese triunvirato invencible estaba destinado a aplastar a la Iglesia por tierra, mar y aire, sin posibilidad de resistencia. Nada hacía presagiar su derrota hasta que, por vía oral, conste, se zamparon el Bollycao más grande de la historia.

Javierito no solo dio entrevistas a la gente de PRISA, antaño clientes suyos, sino que decidió retrasar una y otra vez la entrega de ese informe y cuando ya no quiso seguir humillando a los mitrados envió algo que decidió llamar Resumen Ejecutivo para continuar con el escarnio y esperar otros actores en escena. Los obispos le habían dado un ultimátum en un farol sin cartas. Y más risa para Javi.

Destapado ya por un grupo de inconscientes las hechuras de EL PAÍS, los modos del Defensor del Pueblo, las desvergüenzas del Javiti y su equipo y las retroalimentaciones entre ellos, a este último no le quedó más remedio que seguir la huida hacia adelante y tratar de enredarlo todo. Ni encontró los varios miles de víctimas anunciadas, ni acreditó nada nuevo, ni investigó como se había dicho y se instaló en el ridículo más abyecto tratando de despistar a la parroquia como un pollo sin cabeza incapaz de saber hacia dónde va ni de dónde le vienen los palos. Pero había repercutido ya más de un millón de euros y trascendió, para mayor infamia, que había reclutado entre otros, a la ultraizquierdista Manuela Carmena y al exdirector de EL PAÍS Juan Luis Cebrián.

El Colegio de Abogados de Madrid tiene un servicio de Deontología Profesional que a veces funciona. Lo digo por si algún obispo está leyendo esto y quiere hacer algo para salvar el buen nombre de la Iglesia, recuperar la dignidad del episcopado patrio y poner a cada quién en su sitio. Tranquilos, para ello no se exige mucha valentía previa. Y esta sí es una sugerencia Pro Bono.

Aurora Buendía


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